“A las vacas les encanta su nuevo menú, como se puede apreciar en su mayor apetito”, aseguraba Claude Chaballier, ganadero propietario de las vacas sobre las que se realizó el experimento de introducir vino en su menú. Su apetito aumenta y son más felices “lo cual se refleja en que terminan produciendo una carne suculenta y de calidad excepcional” afirmaba Jean-Charles Tastavy, enólogo francés responsable de dicho experimento.

Tastavy introdujo el vino en la dieta diaria de las vacas de una ganadería de Montpellier con resultados sorprendentes. La calidad y el sabor de la carne mejoró sustancialmente, hasta el punto de que los restaurantes parisinos de lujo compiten por poder ofrecerla en sus cartas. Inicialmente se realizó una prueba en tres reses que fueron alimentadas durante los cuatro últimos meses antes de su sacrificio con vino tinto, además de cebada, heno y un suplemento de uvas con agua. El enólogo francés comenzó a observar rápidamente que el apetito de las vacas aumentaba, del mismo modo que su felicidad, obteniendo como resultado una carne de mayor calidad. Su base teórica se centró en dos estudios realizados en España y Canadá que relacionan la felicidad de los animales con el aumento de calidad en la carne.
La ingesta de vino diaria de las vacas es de litro a litro y medio, cantidad que equivale a la máxima recomendada por las autoridades sanitarias para el hombre, lo que serian dos o tres copas para los seres humanos. La calidad del vino también esta directamente relacionada con la calidad de la carne, al igual que la variedad del caldo que también aporta un sabor significativo y diferente según la que se les de a los animales.
Esta nueva cría de ganado triplica el coste de su alimentación, pasando de 5 a 15 euros, esto supone para muchos ganaderos un impedimento para lanzarse a esta nueva moda, aunque el kilo de carne de las partes nobles de la vaca puede llegar a alcanzar los cien euros.
Hoy podemos encontrar vacas alimentadas con vino en el sur de Francia y Canadá pero seguramente la idea se trasladará a otros países, ya que diversas investigaciones científicas ya están en marcha para certificar sus beneficios. Esto supone un valor añadido a la industria vinícola y podría realzar el sector.
Fuente: El Confidencial